XXIII- Tres jergones
Tres jergones de acero
cabalgan por la meseta
a golpe de tierra y cuero
bajo el mirar de la luna llena.
Uno llora por cuerdo,
otro por Rocinante,
y llora el último clamando al cielo:
“¡No son molinos, sino gigantes!”.
Tres jergones de acero
velan un alma inquieta,
al alba ya no hay vino
ni canto que los celebra.
Manco quedó el olvido
tendido sobre la arena,
con el sol como testigo
y España muerta de pena.