V – Mudo quedé
Mi voz era de plata
con ira sobre el papel,
no recuerdo cual era la resaca,
ni la poesía que fue.
Memoria de aquella tarde
con su corona de laurel:
bálsamo, lágrimas y aquelarre
con nubes negras sobre el dintel.
Mi voz era de plata
con verso como rehén
de un mirar frente a la ventana:
mirar de ánima,
mirar testigo,
mirar juez.
Mi voz era de plata
de plata como mi sien,
hoy es mi voz la que llama
y es mi piel la que se fue.
Y ya no hay nadie tras la ventana:
ni voz, ni plata ni piel,
apenas ya una mirada,
apenas ya un verso fiel.
Mi voz era de plata y de voz… mudo quedé.