Sociedad plastificada

Difunde cultura

Solemos concebir nuestro mundo, lo que es real, como la totalidad de las percepciones sensoriales que nuestros sentidos son capaces de recoger, junto con una vaga estructura de memoria aleatoria, y valga la redundancia, desestructurada. Así de paradójico es el ser humano, pura consciencia activa en un modo 24/7 a excepción de ese periodo inconsciente ¿estado transitorio de consciencia latente?, denominado descanso. Sin embargo toda la verdad del ser humano está ahí, escondida bajo el manto de la consciencia esperando ser revelada a través de momentos puntuales de expresión manifiesta por estadios de locura transitoria etílica, o bien participando de la deformación subjetiva de la realidad racionalizando todos los pensamientos creados por nuestra mente abstracta. Lo esencial es inmaterial, todo lo trascendentemente humano es metafísico, la materialidad es tan solo un condicionante físico del mundo material, por ello los sueños son un fenómeno tan fascinante, un acto inconsciente a medio camino entre lo real y lo ficticio.

A veces, tan solo a veces, intentamos avanzar individualmente en la concepción que tenemos de la sociedad donde vivimos, un acto estéril, ya que tan solo nos limitamos a repetir incesablemente nuestras pautas de conducta las cuales conservamos y mimamos como un frágil objeto que proteger, custodiar, vigilar. Todo lo que hemos creado a nuestro alrededor está plastificado, es un acto moderno y avanzado de conservación, es cuando no menos el acto contemporáneo de momificación en el siglo XXI que pasa por preservarlo todo con las diferentes variedades de este material maravilloso, versátil, económico, polivalente, aséptico. La plastificación se ha incorporado a nuestras vidas y nuestra consciencia como un gesto de cotidianeidad sutil y normalizado, toda la sociedad gira en torno al plástico, una palabra sin duda muy vulgar, insignificante, y muy alejada de otras palabras que distan años luz en la escala jerárquica de la aristocracia linguistica.

En ocasiones hablamos de la ciencia, profetizamos, especulamos, teorizamos, sin embargo lo que nos sujeta a la realidad no es sino la experiencia diaria de vivir, esto es, interactuar con todos los objetos que tenemos a nuestro alrededor, ¿o acaso hay algún lugar desconocido donde habiten seres meditantes conectados con algún ser o instancia superior inaccesible?, quizás incluso esas personas excepcionales son dependientes de la plastificación, no pueden evitar, al igual que el resto, participar de vidas plastificadas voluntaria o involuntariamente, es una experiencia casi mística, una fusión integral con el nuevo material del siglo XX que ya forma parte de nosotros indisolublemente, en todos los aspectos, interior y exteriormente.

Y es que hasta ahora pensábamos que éramos básicamente carbono, polvo de estrellas, según referencian tanto el poema de Gilgamesh (“La diosa Aruru se concentró dentro de sí, humedeció sus manos y tomando arcilla formó con ella al valiente Enkidu”) como posteriormente la Biblia en el Génesis, II.7 (Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente), sin embargo la evolución del ser humano pasa por la plastificación, una mímesis genética evolutiva que dará lugar al nuevo ser humano plástico, imperecedero, atemporal, autoregenerativo, la ciencia proveerá de todos los mecanismos de conservación necesarios para vencer la lucha incesable contra el tiempo, ese concepto y realidad física mortalmente enemigo de todo lo vivo, he aquí nuestro gran aliado, el plástico, ha venido para preservar toda la esencia de lo material del afán destructor que es el tiempo y su infinitud. Por primera vez en la historia de la humanidad el hombre incorpora un material artificial sintético a su esencia natural de manera involuntaria y accidental (microplásticos). ¿Que fascinantes mutaciones y adaptaciones provocarán en nuestro organismo y fisonomía la presencia a largo plazo de estas sustancias?, ¿David Cronenberg una ficción?.

En la sociedad plastificada del siglo XX y XXI todo está planificado bajo la lógica incuestionable de la productividad y la eficiencia, una vez más nuestro aliado plástico cumple su función dentro del sistema, como elemento preservador y como elemento distractor de realidades ficticias. Es ampliamente apreciado por el público infantil, mentes en proceso constructivo que disfrutan inocentemente de todo el catálogo de juguetes disponibles para la distracción y el desarrollo cognitivo de los infantes. Muy atrás quedaron el palo y la pelota como símbolos obsoletos de una sociedad arcaica y primitiva incapaz de asimilar los conceptos de plastificación y autoconservación que deben regir el progreso de la humanidad hacia el futuro brillante y prometedor de nuestras sociedades avanzadas.

Todo está incorporado en la plastificación, incluso nuestra identidad forma parte de lo plástico a través de lo que todos conocemos por Documento Nacional de Identidad, mi yo está en cierta manera contenido y representado en un pedazo de plástico portable y sintético que me identifica ante todos los organismos societarios vigentes, todo un acto minimalista de identificación, validación y control gubernamental que ayuda a mantener el orden en sociedad, como vemos el plástico juega también la función disuasoria y controladora de una sociedad estructurada en la colectividad productiva simbiótica. Platón ya supo verlo, ¿acaso fue además de un filósofo fundacional un gran observador de la naturaleza como su discípulo Aristóteles? él ya dividió la sociedad humana en productores, guerreros y gobernantes, sin duda una transpolación muy cercana a la estructura societaria jerárquica de las hormigas, esa colectividad animal poseedora de conciencia colectiva autoreguladora de sus principios sociales y mecanismos de defensa grupal. Todo tiene su orden y su lugar en la sociedad, quien no participa de esto es descartado y marginado. ¿Es posible que en el fondo de nuestra consciencia aún exista una conciencia animal primitiva y colectiva que se manifiesta en situaciones de peligro y vulnerabilidad inminentes?. ¿Acaso se nos ha olvidado ya la etapa Covid?. ¿Es posible que, como las hormigas, tengamos un propósito vital predestinado a cumplir como sociedad y especie mediante los medios materiales necesarios para ello? ¿forma la plastificación parte de este proceso transformador indispensable?. Antes de que se me olvide, una recomendación tan necesaria como imprescindible, ver “Encuentros en la cuarta fase” (1974) de Saul Bass para abrir la mente a otras posibilidades relacionadas con el entorno animal y nuestra relación con el mismo.

Todo es plástico, absolutamente todo, nunca se ha creado un material tan fascinante y polivalente en tan enormes cantidades y utilizado en el más amplio espectro de aplicaciones y usos tanto a nivel doméstico como industrial, ¿es posible que quizás hayamos alcanzado el paradigma de la dependencia tecnoplástica sin posibilidad de retorno?, si F. Engels y Karl Marx promulgaban y establecían su teoría del capitalismo y materialismo histórico, la evolución humana plastificaba estos conceptos adaptándolos a los nuevos tiempos, surgía el dinero plástico, ese que de nuevo transformaba la inmaterialidad física representada por otro pedazo de plástico poseedor de la autoridad y validez crediticia capaz de transformar los actos comerciales en simples gestos cotidianos intrascendentes. Inclusive el dinero, ese concepto abstracto creado como mecanismo universal de intercambio de mercancías y servicios ha sufrido la integración plástica de la tecnología moderna, mi tarjeta es prácticamente invulnerable a las inclemencias temporales como el sol, la lluvia o el viento, incluso posee una gran resistencia a las fuerzas físicas newtonianas de tensión, presión, tracción y compresión, es el material cuasi perfecto, cuasi indestructible, la materialización del ingenio humano destinado a elevar nuestras vidas a una categoría superior de bienestar y practicidad. Hemos alcanzado la era de la plastificación, sin vuelta atrás, probablemente la historia haga referencia al siglo XX en un futuro cercano no como la era del descubrimiento del átomo y la energía atómica, sino como el siglo de las sociedades plastificadas y monodosificadas, dos conceptos que representan el máximo exponente del consumo de masas cuantificado unitariamente.

Todo forma parte de la deshumanización, el plástico como elemento conservador preserva la pureza del acto social a través del “contactless” o “no contacto”, no es necesario una fisicidad del acto social trascendente que es la interacción con otros semejantes en actos cotidianos, lo plástico preserva mi integridad física, mi identidad, y mi crédito económico y social, somos seres a medio camino entre lo plástico y lo orgánico, el siguiente estadio evolutivo cyborg, quien sabe. Incluso las relaciones personales se preservan a través de lo plástico, esquivamos enfermedades venéreas e infecciosas, preservamos nuestra salud con ayuda de plásticos que hacen más sintéticas y asépticas las relaciones sexuales y el contacto amoroso con nuestros semejantes, no es esto un avance desde el punto de vista médico-sanitario. ¿O quizás es otro escalón más en la carrera por la deshumanización? ¿no hemos tenido ya suficientes libros de ciencia ficción que abordan este tema desde perspectivas similares? 1984 (G. Orwell), Farenheit 451 (R. Bradbury), Nosotros (Y. Zamiatin)

Ahora disculpadme, pero debo ir a desayunar e ingerir mi unidosis diaria de lactobacilus lactis plastificado en su pequeña botella junto con una magdalena integral de harina de trigo convenientemente envasada y plastificada mientras me visto con mi nueva camiseta de poliester 100% acrílico que compré ayer con la tarjeta de crédito en el centro comercial, pero no os preocupéis, la bolsa era de papel reciclado proveniente de bosques sostenibles y otras fuentes ecológicas.

Y recordad, reciclar es colaborar, no lo olvidéis… es por el bien de todos.


0,0
0,0 de 5 estrellas (basado en 0 reseñas)
Excelente0%
Muy buena0%
Media0%
Mala0%
Muy mala0%

No hay reseñas todavía. Sé el primero en escribir una.

Este sitio web utiliza cookies y solicita sus datos personales para mejorar su experiencia de navegación. We are committed to protecting your privacy and ensuring your data is handled in compliance with the General Data Protection Regulation (GDPR).